Para muchas de las personas enroladas en la fábula oriental, no asiática por supuesto, que pretende vendernos un Carlos Gardel nacido en el Uruguay, escribir “al bardo”. como comúnmente se dice, no implica ningún sacrificio. Al contrario, parecería aportarles placer. Precisamente el goce de estar “fregando” al prójimo.
Vemos a menudo que surgen nuevos sitios en Internet, que se anuncian con bombos y platillos dentro del mismo limitado ambiente del “cybernismo” y que solamente se ocupan de refritar viejos “cuentos”, sueños imposibles de probar y fáciles de destruir, amén de lo que escriben periodistas “ambivalentes” y personas de mente maliciosa y capacidad intelectual cero.
En el primer concepto, podemos involucrar - dentro del enredo confusionista – un tema muy viejo, pero vuelto a refritar ahora por los desubicados de siempre.
El intachable testamento firmado por Carlos Gardel el 7 de noviembre de 1933, es permanentemente atacado porque quizás sea la pieza más importante que sitúa a Berta Gardes como su indiscutida madre y su nacimiento en Toulouse – Francia, el 11 de diciembre de 1890. Este documento es una plena confesión de nuestro querido Zorzal.
Su testamento ológrafo, perfectamente peritado, fue escrito y firmado por el Morocho del Abasto y es una piedra lapidaria colocada sobre los malos sueños de apoderarse de su identidad y transformar el lugar de su nacimiento.
Nunca sus oponentes han revisado ese documento, pero se permiten opinar sobre él, como si fuera su propio “diario” íntimo.
Así se da el caso que se le han formulado varios reparos, pero todos fueron rechazados con argumentos sólidos, que los invasores debieron acatar en silencio.
Quizás la mejor prueba de ignorancia en ese sentido, proviene de la pluma del periodista “Armando Lofiego”, quien en un viejo artículo ahora reflotado, se refiere entre otras gansadas, al mencionado TESTAMENTO OLÓGRAFO y al hacerlo, con total desparpajo e ignorancia elucubra que “Cuesta mucho creer que el cantor, en el improbable caso de haber sido el autor del documento, ignorara que en Uruguay el testamento ológrafo no es legal; se trata de algo muy elemental para quien decide redactar un documento de ese tipo teniendo propiedades, de gran valor, en el mencionado país”
Después de leer este despropósito, no cabe duda alguna de que a quien cuesta creerle es a Lofiego, que se atreve abordar un tema que desconoce. Surge entonces una duda: El dicente actúa así por ineptitud o con mala leche.
Todo esto viene a cuento, porque queda muy claro que el primero en desmentir categóricamente el dicho de Lofiego fue el juez uruguayo interviniente en el juicio sucesorio sustanciado en el Uruguay, que dio validez al tipo de testamento dejado por Carlos y no lo hizo graciosamente, sino en razón que – como lo dice Juan Carlos Esteban en su libro “GARDEL ... sus antecedentes franceses” – si bien el Código Civil de Uruguay no tiene incorporado como válido el testamento ológrafo, el TRATADO SOBRE DERECHO CIVIL INTERNACIONAL, celebrado en Montevideo en 1889, como excepción a la regla general dispone en su artículo 44 , la validez de tal tipo de testamento en TODOS LOS PAÍSES QUE ADHIERAN AL TRATADO, entre los cuales figura Uruguay, sobre bienes de NO NACIONALES.
Consecuentemente, lo sucedido demuestra que el testamento era y es totalmente válido en el Uruguay, a la vez que REAFIRMA la condición de extranjero respecto de ese país, que tenía y tiene Carlos Gardel, al aceptar que se tratan de “BIENES DE NO NACIONALES”
Como se puede ver, es condenable quien escribe sin saber y aún más quien lo repite como “boca de loro”.
En otro orden, cabe mencionar a Walter Ernesto Celina, periodista oriental que en sus divagaciones convalida el decir de cuanto sujeto opine a favor de un Gardel nacido en Uruguay, pero que en el Sitio que seriamente lo representa, TRIBUNA ATLÁNTICA, cambia de rumbo y se refugia en la capacidad de José Gobello e instala en la biografía de CARLOS GARDEL, lo escrito por el Maestro en su libro "Mujeres y Hombres que hicieron el Tango", la cual comienza así:
"¿Dónde nació Carlos Gardel? ¿En Tacuarembó, como sostienen algunos estudiosos uruguayos? ¿En Toulouse, como aseveran los únicos documentos conocidos al respecto? ¿En la Argentina, tal como afirman los terceros en discordia? No es grato comprobar cómo la nacionalidad de quien se consideró rioplatense, más allá de cualquier fatalidad geográfica, es motivo de enconadas confrontaciones Y MÁS INGRATO ES QUE, PARA SOSTENER DETERMINADAS TEORÍAS, CREAN ALGUNOS NECESARIO AGRAVIAR LA FIGURA DE DOÑA BERTA, SU MADRE. Hasta tanto no se pruebe documentadamente lo contrario será necesario sostener que nació el 11 de diciembre de 1890 en Toulouse, ciudad del sudoeste de Francia levantada a orillas del Garona." .....
Es decir convalida tácitamente, cuanto nosotros decimos permanentemente respecto a la forma en que González Paysée y sus seguidores, que lo son a la vez de Avlis y Bayardo, ofenden sistemáticamente la memoria de Carlos y la de sus seres más queridos.
Respecto del grupo que muestra incapacidad intelectual y hace de la mentira un culto, basta con visitar todos los sitios que procrean permanentemente, para vender “pescado podrido” a una sociedad sedienta de conocer la verdad histórica; la única que se respalda en fehaciente documentación probatoria.
En su desesperación, los pseudos revisionistas omiten considerar el cúmulo de PRUEBAS indubitables, que sostienen la verdad pregonada por lo que ellos despectivamente llaman, “LA HISTORIA OFICIAL” .
Lamentablemente, debido a la caída de todas las fábulas que crearon en el tiempo, ya no tienen margen de maniobra y entonces - esos “honorables” personajes disfrazados de historiadores – solamente se dedican a insultar.
Vemos a menudo que surgen nuevos sitios en Internet, que se anuncian con bombos y platillos dentro del mismo limitado ambiente del “cybernismo” y que solamente se ocupan de refritar viejos “cuentos”, sueños imposibles de probar y fáciles de destruir, amén de lo que escriben periodistas “ambivalentes” y personas de mente maliciosa y capacidad intelectual cero.
En el primer concepto, podemos involucrar - dentro del enredo confusionista – un tema muy viejo, pero vuelto a refritar ahora por los desubicados de siempre.
El intachable testamento firmado por Carlos Gardel el 7 de noviembre de 1933, es permanentemente atacado porque quizás sea la pieza más importante que sitúa a Berta Gardes como su indiscutida madre y su nacimiento en Toulouse – Francia, el 11 de diciembre de 1890. Este documento es una plena confesión de nuestro querido Zorzal.
Su testamento ológrafo, perfectamente peritado, fue escrito y firmado por el Morocho del Abasto y es una piedra lapidaria colocada sobre los malos sueños de apoderarse de su identidad y transformar el lugar de su nacimiento.
Nunca sus oponentes han revisado ese documento, pero se permiten opinar sobre él, como si fuera su propio “diario” íntimo.
Así se da el caso que se le han formulado varios reparos, pero todos fueron rechazados con argumentos sólidos, que los invasores debieron acatar en silencio.
Quizás la mejor prueba de ignorancia en ese sentido, proviene de la pluma del periodista “Armando Lofiego”, quien en un viejo artículo ahora reflotado, se refiere entre otras gansadas, al mencionado TESTAMENTO OLÓGRAFO y al hacerlo, con total desparpajo e ignorancia elucubra que “Cuesta mucho creer que el cantor, en el improbable caso de haber sido el autor del documento, ignorara que en Uruguay el testamento ológrafo no es legal; se trata de algo muy elemental para quien decide redactar un documento de ese tipo teniendo propiedades, de gran valor, en el mencionado país”
Después de leer este despropósito, no cabe duda alguna de que a quien cuesta creerle es a Lofiego, que se atreve abordar un tema que desconoce. Surge entonces una duda: El dicente actúa así por ineptitud o con mala leche.
Todo esto viene a cuento, porque queda muy claro que el primero en desmentir categóricamente el dicho de Lofiego fue el juez uruguayo interviniente en el juicio sucesorio sustanciado en el Uruguay, que dio validez al tipo de testamento dejado por Carlos y no lo hizo graciosamente, sino en razón que – como lo dice Juan Carlos Esteban en su libro “GARDEL ... sus antecedentes franceses” – si bien el Código Civil de Uruguay no tiene incorporado como válido el testamento ológrafo, el TRATADO SOBRE DERECHO CIVIL INTERNACIONAL, celebrado en Montevideo en 1889, como excepción a la regla general dispone en su artículo 44 , la validez de tal tipo de testamento en TODOS LOS PAÍSES QUE ADHIERAN AL TRATADO, entre los cuales figura Uruguay, sobre bienes de NO NACIONALES.
Consecuentemente, lo sucedido demuestra que el testamento era y es totalmente válido en el Uruguay, a la vez que REAFIRMA la condición de extranjero respecto de ese país, que tenía y tiene Carlos Gardel, al aceptar que se tratan de “BIENES DE NO NACIONALES”
Como se puede ver, es condenable quien escribe sin saber y aún más quien lo repite como “boca de loro”.
En otro orden, cabe mencionar a Walter Ernesto Celina, periodista oriental que en sus divagaciones convalida el decir de cuanto sujeto opine a favor de un Gardel nacido en Uruguay, pero que en el Sitio que seriamente lo representa, TRIBUNA ATLÁNTICA, cambia de rumbo y se refugia en la capacidad de José Gobello e instala en la biografía de CARLOS GARDEL, lo escrito por el Maestro en su libro "Mujeres y Hombres que hicieron el Tango", la cual comienza así:
"¿Dónde nació Carlos Gardel? ¿En Tacuarembó, como sostienen algunos estudiosos uruguayos? ¿En Toulouse, como aseveran los únicos documentos conocidos al respecto? ¿En la Argentina, tal como afirman los terceros en discordia? No es grato comprobar cómo la nacionalidad de quien se consideró rioplatense, más allá de cualquier fatalidad geográfica, es motivo de enconadas confrontaciones Y MÁS INGRATO ES QUE, PARA SOSTENER DETERMINADAS TEORÍAS, CREAN ALGUNOS NECESARIO AGRAVIAR LA FIGURA DE DOÑA BERTA, SU MADRE. Hasta tanto no se pruebe documentadamente lo contrario será necesario sostener que nació el 11 de diciembre de 1890 en Toulouse, ciudad del sudoeste de Francia levantada a orillas del Garona." .....
Es decir convalida tácitamente, cuanto nosotros decimos permanentemente respecto a la forma en que González Paysée y sus seguidores, que lo son a la vez de Avlis y Bayardo, ofenden sistemáticamente la memoria de Carlos y la de sus seres más queridos.
Respecto del grupo que muestra incapacidad intelectual y hace de la mentira un culto, basta con visitar todos los sitios que procrean permanentemente, para vender “pescado podrido” a una sociedad sedienta de conocer la verdad histórica; la única que se respalda en fehaciente documentación probatoria.
En su desesperación, los pseudos revisionistas omiten considerar el cúmulo de PRUEBAS indubitables, que sostienen la verdad pregonada por lo que ellos despectivamente llaman, “LA HISTORIA OFICIAL” .
Lamentablemente, debido a la caída de todas las fábulas que crearon en el tiempo, ya no tienen margen de maniobra y entonces - esos “honorables” personajes disfrazados de historiadores – solamente se dedican a insultar.
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José Pedro Aresi
NUEVO GRUPO GARDELIANO
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